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La Málaga ‘tech’ cumple 30 años

El Parque Tecnológico celebra tres décadas como eje transformador

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Se inauguró el 9 de diciembre de 1992

Cuatro edificios, ocho empresas y 130 trabajadores. Esos eran los invitados a la inauguración del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) el 9 de diciembre de 1992. En su trigésimo aniversario, da cobijo a 624 compañías y 22.238 empleados en más de un centenar de construcciones dedicadas a la innovación. Rebautizado desde la pandemia como ‘Málaga TechPark’, toma sus cimientos incluso antes de la fecha citada.

«José María Flores, entonces presidente de la CEM, propuso el sentimiento de crear un parque tecnológico en Málaga e instó a las autoridades a que se tomara la iniciativa», recuerda el director general de Málaga TechPark, Felipe Romera, en una conversación con Vida Económica. Corrían los últimos vientos de la década de los 80 y la moderna Constitución puso de moda la creación de estas tecnópolis.

«Todas las comunidades querían tener una», cuenta. Primero fueron los vascos. Y Andalucía en general y Málaga en particular ni quisieron ni se quedaron atrás. El propio Romera, por aquel entonces director de I+D+i de Fujitsu, y con Pedro Aparicio como alcalde, participó en la cimentación de lo que ahora es el parque y quien desde el principio dirigió su devenir.

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El rey Juan Carlos I junto a Felipe Romera.

Cuarteto en los comienzos de Málaga TechPark

MADES es la decana. La norteamericana, entonces denominada ‘Hughes Mircoelectronics’, fue la primera en hacerse con un terreno en 1990, dos años después de que la rúbrica entre el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía avalase el inicio del proyecto. La multinacional, también primera de todas, sirvió de linterna a las más de 60 firmas internacionales que actualmente conviven en la tecnópolis malagueña junto a las firmas nacionales y locales.

De las extranjeras, procedentes de aproximadamente una veintena de países, en la atmósfera de Málaga TechPark destacan nombres como Oracle, TDK, Ericsson, Dekra o Accenture, que contribuyen a los más de 2.300 millones de euros que facturan entre todas. En cualquier caso, la orquesta sinfónica de ahora fue música de cámara en los comienzos. Junto a la citada Hughes Microelectronics, otros tres nombres conformaban el cuarteto de inicio.

Eran la propia sede social del PTA, el Centro Europeo de Empresas e Innovación BIC Euronova y la empresa Cetecom. Esta última pasó a llamarse AT4 Wireless en el 2006, y luego fue comprada por el gigante alemán Dekra durante el verano de 2015. Felipe Romera, Álvaro Simón de Blas y Luis Fernando Martínez dirigían, respectivamente, estos edificios, además de José Estrada en Hughes Microelectronics.

Fueron los primeros habitantes de las cuatro construcciones que formaban el PTA hace 30 años. “Al principio no había nada aquí. Estaban construidos el edificio actual de MADES, el edificio de El Cortijo donde estaba la sede del PTA, y lo que es ahora Dekra. Y nosotros. Así empezó. Incluso no estaba hecha todavía la autovía del parque”, recuerda Álvaro Simón de Blas, director general de BIC Euronova desde enero de 1993.

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Vista aérea del parque.

Ejemplo de resiliencia en Málaga TechPark

Uno de los requisitos para levantar un parque tecnológico era plagarlo de fibra óptica «y por aquel entonces no servía de nada», bromea Felipe Romera. El parque ha sido ejemplo de resiliencia y ha alcanzado la treintena superando, al menos, media docena de hitos, contratiempos o adaptaciones forzosas frutos de cambios tecnológicos, depresiones económicas o, la última, crisis sanitaria.

«Siempre hemos tenido un porcentaje positivo a pesar de cualquier crisis», recuerda el director general de Málaga TechPark. La más fuerte causó 3.000 bajas en el año 2005, pero se solventó con otras 5.000 incorporaciones pocos meses después. Antes, el parque ya había pasado por tres fases. «Al principio, con Hughes, TDK o Fujitsu, el parque se basó en la innovación en electrónica, mientras que a pocos meses de la inauguración del nuevo siglo internet lo cambia todo«.

Los kilómetros de fibra óptica instalados una década antes hicieron que el PTA motorizase su vehículo hacia un despegue infinito. Al cuarteto de cámara le siguieron firmas como Ingenia, recientemente adquirida por Babel. Fue la primera empresa en establecerse en la incubadora de BIC Euronova, donde contaba con 14 profesionales frente a los casi medio millar a los que en la actualidad da empleo.

Otra de las siguientes fue AERTEC, especializada en el sector aeroespacial y aeronáutico. «Pertenecer al PTA es un sello de calidad que otorga prestigio inmediato«, afirma su fundador y director Antonio Gómez-Guillamón, que, junto a Vicente Padilla, creó la firma en 1997.

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Felipe Romera, director general de Málaga TechPark.

“El reto es poner en valor el ecosistema vertebrado de las empresas grandes del Parque y que nos hace únicos en España»

 

 

 

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José Blanco Arjona, exdirector general de Ingenia.

“El valor diferencial del PTA está en que todavía siguen empresas que nacieron en el parque y eso siempre ha favorecido la interlocución”

 

 

Bic euronova
Álvaro Simón de Blas, director general de BIC Euronova.

“En Sevilla a su vez nació Cartuja. Pero la consolidación de Málaga yo creo que fue más acertada y más rápida”

 

 

 

guillamon aertec
Antonio Gómez-Guillamón, CEO y Fundador de AERTEC.

“Aertec nació en una incubadora y ha crecido gracias a la colaboración que aporta ser parte de un ecosistema único, generoso e internacional”

 

 

MADES MÁLAGA TECHPARK
Leandro Ololla Martínez, director de MADES en Málaga.

“Málaga y el PTA se han retroalimentado en la proyección internacional, las conexiones, el crecimiento económico y la calidad de vida”

 

De PTA a Málaga Techpark

Al PTA se le conoce como ‘Málaga TechPark’ desde octubre de 2020. La nueva estrategia de marca llegó con la intención de reforzar su identificación con la ciudad de Málaga e inició un nuevo enfoque para su proyección internacional. No les ha ido mal, desde luego. El balance del año pasado contabiliza a 62 entidades extranjeras procedentes de 19 países distintos conviviendo en la tecnópolis.

A la heterogeneidad de los orígenes se une la diversidad de sectores: TIC, que representa el 60% del empleo del parque y la mitad de la facturación total, agroalimentario, biotecnología, aeronáutica, energía o formación. ¿La clave del éxito? La cooperación. «La vertebración del ecosistema local de innovación es única en España«, presume el director de la tecnópolis. «Han sido muy importantes todas las relaciones que hemos construido con las empresas tecnológicas internacionales y locales», reconoce en la misma línea el fundador de AERTEC, Gómez-Guillamón.

En este sentido, Felipe Romera señala al covid como ejemplo de puesta en valor de la cooperación empresarial del parque. «El teletrabajo ha hecho que el PTA sea el centro de la provincia, el lugar de encuentro gracias a la conectividad y la proximidad», afirma para esta revista Romera, quien pone en valor los proyectos cooperativos procedentes del Club de Directivos Málaga TechPark Execs, la propia Universidad de Málaga o del Instituto Ricardo Valle, de reciente creación.

Con todo, aún cuando las últimas olas de Covid intentaban ahogar a la economía, el parque cerró 2021 con un aumento en la facturación interanual del 10,5% hasta superar los 2.300 millones de euros. Los recursos destinados a las empresas e instituciones afincadas también ascendieron casi un 7% con respecto a 2020.

 

Las que se fueron y las que han venido

Enormes empresas han elegido el PTA a lo largo de sus 30 años de vida para crecer o para ampliar su presencia en la provincia, la comunidad o el país. Una de las compañías más grandes de Málaga y que tiene su sede principal en el Parque Tecnológico es Opplus. Casi 3.000 profesionales trabajan allí a diario. Nacida en 2007 para mejorar las operaciones del banco BBVA (de hecho, es una empresa del grupo), su facturación en la Costa del Sol ronda los 100 millones de euros.

Por su lado, Accenture supera el millar de trabajadores en la tecnópolis malagueña. Esta multinacional de consultoría estratégica en tecnología y negocios, constituida en las Islas Bermudas, trabaja en Málaga con su filial ‘Tecnológica’, división dedicada a la ingeniería y el desarrollo digital. La madre de las empresas de software mundiales es otra de las reinas del parque. Oracle cuenta con cinco oficinas en España, una de ellas en el PTA.

Ya en 1987, antes de la popularización de internet, era la compañía de gestión de bases de datos más grande de todo el mundo. Y Ericcson, aunque ‘solo’ contabiliza unos 230 empleados en su sede de Málaga TechPark, el jefe a nivel mundial de Diseño y Optimización de Redes de la compañía se encuentra entre ellos. Además, el equipo malagueño suma 19 nacionalidades distintas.

La tecnología y la innovación son focos indudables de atracción de empresas y de empleo. Sin embargo, muchas compañías que sembraron semilla en el PTA no recogieron los frutos esperados. Uno de esos casos fue el de Isofotón. El líder mundial en desarrollar soluciones energéticas solares sufrió en 2014 un ERE en el que se vieron implicados los 297 trabajadores que formaban la plantilla. Vitelcom, el que fue el único fabricante de móviles español, también escribió el final de su historia en el PTA. La compañía sufrió una quiebra por la que se vio obligada a desaparecer. Años después, en 2008, nació Servivation para salvar la situación de los antiguos trabajadores de Vitelcom. Esta vez, la falta de demanda fue la causa de que también desapareciera.

En cualquier caso, son historias pasadas. La buena salud de la innovación en Málaga toma evidencias en las cinco empresas que se instalaron en el parque antes de este mismo verano. Fueron la francesa Capgemini, líder mundial en consultoría tecnológica y transformación digital; el Centro de Proceso de Datos de Grupo Aire; la polaca Hicron, que escogió el edificio del BIC Euronova para establecer su primera sede en España; la malagueña Aticco Software, y un centro DayOne de Caixabank. Más recientemente, a finales de septiembre, la alemana FEV inauguró oficina en el Centro de Tecnologías Ferroviarias de Adif, enfocada a la ciberseguridad y a otras áreas innovadoras de la ingeniería de la automoción.

El futuro de Málaga TechPark

Los proyectos de ampliación de suelo protagonizan el día a día del parque. Solo durante el año pasado, más de 40 empresas solicitaron instalarse en Málaga TechPark fruto del polo de atracción en el que se ha convertido la ciudad y del que la propia tecnópolis tiene mucha responsabilidad. "De los 50.000 nuevos habitantes de la provincia, muchos son teletrabajadores del parque que ocupan la Costa del Sol", asegura Felipe Romera.

En esta coyuntura, al recientemente concluido edificio Rosalind, con 3.000 m2, se unirán dos nuevas edificaciones de magnitudes similares en los próximos dos años. Al margen, el parque dispone aún de una reserva de 110.000 m2 para construir y calcula que complementará hasta los 200.000 en el corto plazo. "Aspiramos a ser capaces de tener espacio para albergar a 50.000 trabajadores, es decir, el doble", asegura el director general a Vida Económica.

En otro orden, otro de los trabajos que Romera plantea acometer es el de "poner en valor al acosistema vertebrado del parque". "Tenemos que hacer que el Instituto Ricardo Valle sea el elemento transformador del país", reitera. En este sentido, reflexiona sobre la necesidad de transformar el modelo productivo de España hacia una optimización y potenciación de la innovación nacional como referente europeo.

Lo que parece un problema mayor es la dificultad en el acceso. “Dentro de 10 o 15 años también se debería llegar aquí por metro o tranvía”, demanda el director de BIC Euronova, Álvaro Simón de Blas. La misma fuente también habla del futuro en materia empresarial: “En los últimos cinco años ya hay algunos fondos que han puesto su foco aquí y que se mueven en proyectos de futuro y escalables que se puedan identificar con Málaga”. No obstante, también lamenta la “falta de más inversiones de fondos de capital semilla”, aunque confirma a esta revista que ya se está observando cierta dinámica creciente también en ese ámbito.

Más que tecnología

A pesar de lo que su propio nombre indica, en Málaga TechPark también hay cabida para empresas pertenecientes a otros sectores. Sus porcentajes son más bajos y están alejadas del mundo de la ingeniería, pero en ellas, la innovación es también transversal. Es el caso de El Mimbre. El obrador de panadería malagueño, con casi 50 años de recorrido, llegó al PTA en el año 2002, convirtiéndose en la primera empresa del sector de la alimentación que se instaló en el parque. Hoy, en las calles de Málaga TechPark se saludan, por ejemplo, Ubago Group Mare, dedicado a la elaboración de conservas de pescado, o Postres Montero. La firma de moda infantil malagueña Charanga también tiene sus oficinas centrales en el PTA. La escuela de negocios y marketing ESIC, el centro de FP Cesur, el propio IES Campanillas o el MIT School representan al sector de la formación en la tecnópolis.

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