M.C. GALLEGO. La Mayora se inauguró en 1961 a raíz de unos estudios de los años 50 pertenecientes a Hans-Dieter Wienberg, un economista alemán que se encontraba recorriendo la España de la posguerra. En sus escritos, Wienberg proponía posibles estrategias de desarrollo económico para una zona deprimida, como lo era Andalucía en aquel momento. En Málaga, con su climatología suave, planteó que se potenciaran cultivos que no podían crecer en el norte o el centro de Europa y se exportaran al continente. Así se conseguiría un desarrollo económico importante.
Con esta idea, Wienberg entró en contacto con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Fue así como se creó la estación experimental La Mayora y se comenzaron a desarrollar cultivos con un alto valor añadido para exportación, como los subtropicales y los ‘bajo plástico’.
“Nació como un instituto bastante aplicado, con mucho contacto con el sector. Pero para ser un instituto de ciencia de alto standing es conveniente tener los dos aspectos: la parte de investigación más fundamental, pero también la más aplicada”, explica Enrique Moriones, actual director de La Mayora.
La Mayora tenía mucho contacto con la Universidad de Málaga para cubrir esa parte fundamental de las investigaciones, la más básica. “La tendencia de los profesores de la universidad es de investigación más básica, más fundamental”, puntualiza Moriones.
Por ello, finalmente se decidió que se fusionasen ambas instituciones: “A raíz de eso fue que decidimos que habría sido muy conveniente fusionarnos en un solo instituto, ganar masa crítica científica, número de investigadores y estar trabajando coordinadamente en un mismo espacio”, expone el director.
Actualmente y desde el año 2010, La Mayora es un instituto mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Málaga que se encuentra en el municipio malagueño de Algarrobo. Ahora se denomina IHSM La Mayora (Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea), y se trabaja fundamentalmente en investigación agrícola con cultivos hortícolas subtropicales y con cultivos intensivos que se hacen bajo plástico, como tomate o melón. Este año, además, están empezando a ocupar otro edificio más moderno que se ha construido en el campus de Teatinos.
¿Qué aspectos estudian de los cultivos?
Hacemos estudios a distintos niveles. Investigación básica para comprender procesos o mecanismos que determinan el funcionamiento de las plantas, la calidad de los frutos, las causas por las cuales se producen enfermedades de virus, hongos o bacterias o por las que los insectos son capaces de producir daño. Pero también se trabaja a un nivel más aplicado para buscar estrategias de producción más sostenibles, intentando limitar la cantidad de productos químicos que se utilizan en las condiciones de cultivo u obtenciones más acordes con los sistemas de producción ecológicos u orgánicos. Trabajamos en cultivos subtropicales, esencialmente en mango, aguacate y chirimoyo, cultivos que son bastante importantes en esta zona de Málaga y del sur de España. Y en la parte de cultivos hortícolas intensivos, podemos hablar de fresa, tomate y melón. Es donde tenemos más concentradas nuestras investigaciones.
Entonces, en lo que se centran es, por un lado, en el cuidado de los cultivos y, por otro, en la producción.
Sí, efectivamente. Por ejemplo, en el departamento de Mejora Genética y Biotecnología, uno de los aspectos más importantes o en el que se está trabajando bastante es en la producción de frutos con calidad, la calidad del fruto. Tomates con sabor o fresas con sabor y color adecuados… Esos son aspectos más de calidad, pero también se trabaja en aspectos de plagas y enfermedades que afectan a los cultivos y en desarrollo de sistemas de control más sostenibles.
¿Y están abiertos a otros tipos de cultivos?
Estamos abiertos. Por ejemplo, en la parte de cultivos subtropicales se están investigando posibles nuevas alternativas de producción pensando en el futuro. Se está trabajando en longan, en lichi, en papaya o en pitaya. Hay distintos tipos de cultivos o de especies en los que ya estamos realizando trabajos previos de investigación para ver cuáles pueden ser las posibles variedades mejor adaptadas a nuestra forma de cultivo y los manejos agronómicos que haya que hacer. También tenemos trabajos que son un poco más colaterales porque no van a ser cultivos de mucha importancia, pero sí puede tener interés saber las posibilidades que existen en el sur de España de cultivo en cacao, en café o en olivo, por ejemplo.
¿Cuáles han sido los éxitos o las innovaciones que han conseguido en los últimos años?
La existencia de este centro de investigación ha permitido la implantación, ya desde tiempos antiguos, desde que se iniciaron los trabajos, de cultivos que antes no existían en la zona. Eso ha tenido una repercusión económica y social bastante importante. Te puedo poner un ejemplo, el cultivo de la fresa. En colaboración con IFAPA, que es otro organismo de investigación agrícola de Andalucía, se estuvo trabajando en los años 60 para la introducción de nuevas variedades adaptadas a estas condiciones de cultivo del sur de España, que son más cálidas que donde se hace habitualmente. Eso permitió desarrollar todo lo que hay actualmente en Huelva, que es el cultivo de la fresa para exportación en gran escala. El desarrollo tecnológico se hizo desde aquí.
Nosotros, con el apoyo de agricultores un poquito más inquietos desarrollamos eso. Y de la misma manera, la introducción del aguacate o de cultivos subtropicales, como el mango, se han estado realizando también desde La Mayora. Eso ha permitido un cambio total del paisaje, de pasar del cultivo de olivo, almendro o viña en toda la parte de la Axarquía o hacia Granada, ahora tienes que son cultivos de mango, aguacate y chirimoya. O las posibilidades de los cultivos bajo plástico con variedades más resistentes a las condiciones de cultivo bajo invernadero o a las plagas que hay. No hay hitos concretos muy relevantes, pero el hecho del cambio económico que ha supuesto para la región y cómo se va trabajando continuadamente con eso, eso es un hito bastante relevante en conjunto. Yo creo que es importante que la gente lo conozca.
¿Cuál es la vinculación de La Mayora con el mundo empresarial?
Es muy estrecha. Nosotros vamos avanzando en el conocimiento científico con la investigación que hacemos, y cuando hay algo que pueda ser transferible, tenemos unos contactos muy estrechos con técnicos de las empresas. Por ejemplo, en el campo de la fruticultura subtropical hay mucho contacto con los técnicos de las distintas empresas que hay implantadas en Málaga y, por lo tanto, se hacen colaboraciones a través de proyectos de transferencia de tecnología o transferencia de materiales, según si son variedades o materiales nuevos que puedan ser cultivados o que necesiten apoyo tecnológico para realizar sus trabajos. Y hay un contacto muy estrecho con empresas de Almería que están trabajando en horticultura intensiva, sobre todo con multinacionales de la producción de semilla certificada o de calidad o empresas nacionales que están trabajando ahí. Tenemos, pues eso, contratos y acuerdos de colaboración.
Se refleja muy bien cómo existe esa transferencia de conocimiento porque muchos de los estudiantes que han estado haciendo la tesis doctoral con nosotros están trabajando en estas empresas ahora mismo, en Almería o en Málaga, lo cual es una transferencia muy directa de conocimientos, porque realmente están trabajando las personas que han desarrollado la ciencia. Te podría decir que al menos 15 o 20 estudiantes de los que se han ido formando en los últimos diez años en este instituto están trabajando ahora como responsables de muchos procesos en empresas de gran importancia, dentro de las casas de semillas más relevantes o las empresas del entorno que tenemos en el tema de fruticultura subtropical. Yo creo que eso es un hito bastante relevante, cómo se está haciendo la transferencia directa a través de la formación de alto nivel de personas.
¿Qué ha supuesto que la Universidad de Standford haya reconocido a investigadores de La Mayora dentro de los mejores del mundo?
Es un reconocimiento de la labor que se está haciendo. Realmente no supone nada concreto más que reconocer que el trabajo que se está haciendo tiene una calidad científica reconocida desde el punto de vista internacional. Por lo tanto, para nosotros y para el instituto, de cara al exterior, significa que el trabajo que estamos haciendo es relevante porque se cita. En esas valoraciones, uno de los aspectos más importantes es cuánto se citan los trabajos científicos. Si un trabajo se cita quiere decir que está teniendo un impacto a nivel internacional. Un trabajo que no se ha citado nunca tiene cero impacto. Cuanto más citen los investigadores y comenten en sus publicaciones la existencia de publicaciones nuestras, quiere decir que más impacto está teniendo y más interés está teniendo la investigación que hacemos, y reconocido de una forma estándar a nivel internacional. La verdad que es bastante importante para un centro de investigación tener a investigadores en unos estándares internacionales y en listas de este tipo, como la de Standford.