«Un descalabro en toda regla». Así calificó el presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, el descenso de las cifras turísticas en la provincia debido a la incidencia de la crisis sanitaria del COVID-19.
En concreto, la empresa pública Turismo y Planificación Costa del Sol ha estimado una pérdida de 9,3 millones de turistas, lo que supone una caída del 71,7%. Además, prevé un descenso de ingresos de 10.400 millones de euros, el 73,1% de lo que se ingresó el pasado año.
«El turismo es la industria de las buenas noticias porque vende felicidad y estabilidad, pero en este momento hay que ser realista, no debemos edulcorar la realidad de la crisis y los datos no son nada halagüeños», sostuvo Salado en su intervención en el Foro SUR.
El mercado británico, el que más afecta
Es más, según el presidente provincial, este «infausto» 2020 es «el peor año de la historia de nuestro turismo y uno de los peores de nuestra historia económica, al nivel de la Gran Depresión del 29». La caída en general es acusada, pero lo es más en cuanto al mercado británico.
Entre enero y septiembre han descendido un 80,2% los viajeros procedentes del Reino Unido alojados en hoteles y apartamentos. Es la disminución mayor en cuanto a la llegada de estos turistas al aeropuerto de Málaga, que ha caído un 85%.
Salado confía en que el anuncio de la ministra de turismo, Reyes Maroto, de que se trabaja ya para que Andalucía cuente con corredores turísticos seguros cuando se controle la pandemia sea cierto, aunque ha admitido que llega tarde.
En búsqueda del equilibrio
«Necesitamos soluciones con mayúsculas porque en juego está la supervivencia del sector», sostuvo Salado, quien ha recordado que el sector genera en la Costa del Sol un 15% del Producto Interior Bruto (PIB).
Turismo Costa del Sol seguirá potenciando el bono turístico aunque está redefiniéndolo dado que no ha tenido la demanda esperada, de manera que sea para toda la población y no solo para el sector turístico.
Por otro lado, ante las circunstancias actuales de incremento de contagios por COVID-19, al ser cuestionado por el modelo de confinamiento que cree más oportuno, Salado ha admitido que es «muy complicado». «La movilidad hace moverse al virus y reducir la movilidad es cerrar sectores. Buscar ese equilibrio y no matar la economía es muy complejo», enfatizó.