Es un edificio construido aplicando criterios de autosostenibilidad y de ecología funcional, por lo que se le puede calificar como un edificio bioclimático.
Desde el inicio de su construcción se tuvo claro que el edificio que iba a acoger al OMAU debía estar en consonancia con el proyecto, es decir, debía ser una construcción respetuosa con el medio ambiente. Así, el OMAU se levantó en una parcela municipal de casi 2.000 metros cuadrados situada en lo alto de una cornisa rocosa con vistas al mar Mediterráneo y que cuenta con una situación ambiental óptima. Además, el edificio está orientado de manera que su ventilación en las diferentes estaciones del año solo necesite u18n mínimo gasto energético.
En su construcción se trató de reutilizar la tierra originalmente movida, de forma que se llevase a cabo una compensación de materias y se violentase mínimamente la utilización de recursos. Se usaron materiales con altos índices de reincorporación al medio ambiente o de reciclabilidad y se evitaron materias indegradables.
El inmueble, heredero del movimiento moderno en su tipología y estructura, es de hormigón armado blanco. Tiene 981 metros cuadrados de superficie construida y 711 metros cuadrados útiles, e incorpora tecnologías de primera línea. Cuenta con sistemas de captación de energía, es capaz de reconvertir la radiación solar en energía eléctrica y utiliza el agua de la lluvia para regar los espacios exteriores.
Regeneración de la vegetación mediterránea
No solo se ha puesto hincapié en que el edificio que acoge el OMAU sea ecológico; también se ha llevado a cabo una regeneración de la zona de alrededor. Se ha reconstruido el ambiente natural mediterráneo incorporando diferentes especies de árboles, como los chamaerops y los cipreses, arbustos y plantas aromáticas, como romero, tomillo, lavanda y margaritas.