De oficio, librero. En 1981 talló junto a su socia Carmen Niño las propias estanterías de la primera Librería Rayuela, en el 43 de calle Granada. Junto a ella, consiguió en 2005 el Premio al Librero del Año de los editores españoles. Ahora, cuarenta años después de la fundación, comienza a leer el capítulo de la jubilación. Con la satisfacción de que su “criatura”, ya en calle Cárcer, se ha emancipado con éxito.
¿Cómo empezó este proyecto?
Llevo más de 40 años dedicándome a los libros. Durante los cinco años anteriores a fundar Rayuela, fui distribuidor. En un momento determinado las cosas no fueron los suficientemente bien y me planteé trabajar en librería. Empecé en librería Urbana. Cuando la cerraron, decidí montar una librería con mi socia Carmen Niño. Abrimos la primera Rayuela en calle Granada. Allí Carmen y yo hicimos hasta las propias estanterías. Ahora continúa con Noelia Clavero, que se ha hecho cargo de la continuidad de Rayuela. Le irá aportando su sello personal además de lo que hemos ido trazando nosotros. Estoy muy satisfecho.
¿Sigue yendo a Rayuela?
Claro que voy, pero ahora voy como cliente. También evidentemente para asesorar en algunas de las dudas que quedan. Si algo tiene nuestra profesión es que se aprende sobre la marcha, no te la enseñan en ningún sitio. En estos 40 años, hemos ido haciendo como se hace en un laboratorio: ensayo y error; ensayo y error, y ensayo y acierto. Noelia ha trabajado con nosotros y es una apasionada de los libros. Era la mejor continuidad posible. Los locales del centro de Málaga tenían una deriva hacia bares y restaurantes que era un poco insoportable. Con lo cual, no queríamos que nuestra librería terminara en algo así.
Ha vivido muchos cambios tecnológicos… ¿cómo ha afectado al sector?
Las librerías somos las grandes desconocidas dentro del movimiento de internet porque si algo empezó en el comercio electrónico fueron las librerías. Si algo empezó a dar vida a las páginas web fueron las propias webs de las librerías. Creo que eso fue un hito que cambió toda la trayectoria: la utilización de internet tanto de cara al público como de forma interna para nuestra gestión. Es que cuando empezábamos disponíamos de los libros de ISBN que eran cuatro o cinco volúmenes que pesaban un montón. De ahí íbamos actualizando cada año los libros que se publicaban en España. Ahora hay un sistema informático, referente en el sector del libro, que nos ha permitido hacer una red donde el libro en español es una referencia que podemos consultar todos. Por otro lado, digitalización permitirá tener emisión bajo demanda de cualquier parte del mundo. Hay muchos estudiantes que necesitan bibliografía que hace 50 años de la que no se dispone.
Entonces, ¿va a morir el papel?
En estos 40 años he vivido tres augurios de la desaparición del libro del papel. El primero fue el CD, que ya nadie se acuerda de él. Había quien se dedicó solo a editar enciclopedias en CD y que hoy, evidentemente, han desaparecido. Después, vino el DVD con una tecnología con más capacidad de datos que el anterior. Hoy, si queda algo de esto, es de complemento dentro de los libros en papel. Y, por último, vino el libro digital que parecía que iba a ser lo que acabaría por completo con el libro en papel. Nada de eso ha sido cierto. El sector se ha ido acomodando y el lector irá compartiendo los diferentes usos. No vamos a poder prescindir el libro en papel porque la lectura en digital no nos aporta lo mismo.
¿Los jóvenes leen?
Los jóvenes en los últimos diez años leen más y sobre todo tienen una capacidad más crítica en la lectura. Se lee mucho más ensayo que novela en un público entre 20 y 28 años. Ha habido un aumento de interés por el tema del libro de pensamiento. Esto denota una preocupación social bastante mayor que la que hubo diez años atrás, cuando el público más joven dejaba de leer con el auge de la tecnología. Hoy creo que vivimos una especie de recuperación tanto en niveles de lectura como en la selección de las lecturas.
De cerca…
Una meta que alcanzar:
Nunca me he puesto metas, he ido haciendo lo que he considerado más importante en cada momento.Un rincón preferido:
Mi patio, que mi mujer lo tiene repleto de plantas. Me da mucha tranquilidad para disfrutar de la soledad en compañía.Un recuerdo de la infancia:
Las historias que me contaba mi abuelo cuando me iba a dormir. Era carpintero y siempre me transmitió una pasión incalculable por las historias y los libros.Un libro:
Imposible elegir.