Javier Castillo, malagueño, abandonó su profesión para alcanzar un sueño: ser escritor. Y lo ha conseguido. Con sus dos primeras novelas, “El día que se perdió la cordura” y “El día que se perdió el amor”, vendió más de 300.000 ejemplares. Ahora, se vuelve a estrenar con “Todo lo que sucedió con Miranda Huff”.
De consultor de finanzas a escritor. ¿Cómo ha vivido este cambio?
Sinceramente, al inicio con miedo, pero ilusionado. Era una bonita contradicción. Abandonas una profesión para la que has estudiado toda la vida, por una pasión que nunca has abandonado. Eso no quiere decir que no me apasionara mi trabajo, sino que quizá renunciaba a muchas cosas para hacerlo.
¿Cuál es la clave para convertir una historia en un bestseller?
Un punto que puede ser decisivo es crear una historia original y contarla del mejor modo posible. Mis primeras dos novelas son tres tramas en paralelo con distintos puntos de vista y estilos de escritura, que van entrecruzándose. Con Miranda, las dos voces enfrentadas en primera persona y una tercera que sirve de punto de unión. Si a esto le añades constantes giros y personajes llamativos, creo que tiene muchos puntos para que a los lectores les guste.
¿Cómo ve el sector literario en la actualidad?
Pues creo que con un futuro prometedor. La gente joven lee más que nunca, a pesar del mantra constante que resuena de “los jóvenes ya no leen”. Además, creo que es muy ilusionante el crecimiento del audiolibro, porque acerca los libros a situaciones en las que antes no se podía “leer”.
Las redes sociales, ¿se han convertido en una herramienta fundamental para el escritor del siglo XXI?
No lo veo tanto como una herramienta sino como una extensión de uno mismo. Hoy en día las redes sociales te permiten interactuar con mucha más gente que si te subieses a un escenario a dar una charla. Además, te dejan acercarte a la gente que, de un modo u otro, han compartido muchas horas en tu cabeza (al fin y al cabo, leer es eso, entrar en la cabeza de la gente de un modo muy particular).
¿Qué próximos proyectos tiene en mente?
Pues de momento seguir escribiendo una siguiente novela, también thriller de suspense, que espero que salga en 2020. Soy muy metódico para trabajar y me autoimpongo plazos desafiantes para despertar mi creatividad. Me he dado cuenta que escribo mucho mejor bajo presión que relajado, que soy más voraz con miedo que sin él, y que las letras salen más fácil cuando aprietas para que lo hagan.
De cerca…
Una meta que alcanzar: seguir publicando cuando tenga setenta años.
Un recuerdo de la infancia: mi abuelo gritándome desde el balcón de su casa para que subiese a almorzar.
Un lugar para descansar: una pequeña casita en mitad de la nada de Inglaterra.
Una afición confesable: triatlón y ciclismo.
Un rincón preferido: los brazos de mi mujer.
¿Cómo se ve dentro de 10 años? Escribiendo con pasión, justo como ahora, pero con diez años más.