La expansión de la pandemia está poniendo al límite los recursos hospitalarios de muchos países. Y no nos referimos solo a los centros públicos sino también privados. La fabricación a marchas forzadas de todo el material necesario para atajar a la Covid-19 (guantes, mascarillas, batas, trajes especiales, respiradores, sondas, vías, etc.) está generando una cantidad inusual de residuos sanitarios que necesitan de un tratamiento específico y muy delicado.
Para empezar, debemos definir qué son los residuos sanitarios y así conocer su verdadera naturaleza. En esencia, son todos aquellos “cualquiera que sea su estado, generados en centros sanitarios y veterinarios, incluidos los envases y residuos de envases, que los contengan o los hayan contenido”, afirma Arantzazu Villalón en un artículo especializado publicado en Revistamedica.com. Generalmente, la mayor parte de este material tiene una composición similar a la basura de cualquier hogar. Sin embargo, entre un 10 y un 25 por ciento contienen materiales o restos orgánicos que necesitan un tratamiento especial. Una mala gestión de estos productos y residuos puede suponer un riesgo potencial para aquellas personas o trabajadores que están en contacto, pudiéndoles provocar lesiones, enfermedades o efectos tóxicos.
“Lo más importante es la implicación de todos los estamentos responsables del proceso tanto corporativos como de los propios hospitales” (Grupo Vithas)
Tal como indica la Organización Mundial de la Salud, los residuos sanitarios se dividen en una variada tipología que incluye los residuos urbanos (plástico, cartón, vidrio), radioactivos, humanos, citotóxicos (medicamentos o fluidos resultado de los tratamientos oncológicos), material altamente infeccioso (fluidos corporales o cultivos de microorganismos), químicos, infecciosos (patógenos que puedan causar enfermedad), material punzante y desechos farmacéuticos. La experta señala que estos compuestos tienen una clasificación específica por lo que “deben ser gestionados de manera segura tanto por el personal sanitario como de las empresas de recogida de residuos”.
Una segunda oportunidad
El reciclaje engloba todos aquellos residuos que pueden ser empleados para su valorización. Dicho de otro modo, desechos que tras cumplir una función determinada pueden sufrir procesos de reciclado, reutilización o recuperación para darles una segunda vida. “En los hospitales y centros sanitarios, se pueden reciclar residuos de la fracción de asimilables a urbanos e industriales como plástico, cartón, vidrio, aceites industriales, aceites de cocina o residuos de madera, entre otros”, exponen desde Grupo hospitalario Vithas. Están fuera de esta consideración aquellos residuos que hayan estado en contacto con sustancias tóxicas o peligrosas. “Necesitan una separación específica y un tratamiento a través de una empresa acreditada”, añaden.
Y es que la supresión de residuos sanitarios en las instalaciones a nivel nacional “se lleva a cabo mediante la esterilización en un autoclave, asegurando la eliminación de todos los patógenos asociados a estos residuos”, afirman desde Consenur especialista en reciclaje sanitario y filial en España de Stericycle.
En su caso, tienen varios proyectos asociados como el uso de contenedores sostenibles y otro de gestión sostenible de CO2. Esto implica una correcta gestión de los residuos sanitarios producidos y gestionados en las instalaciones de sus clientes, así como “optimizar las materias primas y reducir el vertido de los residuos tratados en vertederos controlados”.
Para los expertos consultados, el mejor modo de reciclar pasa por la implicación y las buenas prácticas de todo el personal de cada centro. En el caso de Vithas, han conseguido involucrar a todos los actores en el capítulo de desarrollo sostenible a cada centro y a su organización. Un proceso que incluye tres pasos fundamentales. Por un lado, la segregación de residuos de forma que “la conservación y preservación del medio ambiente sea un hecho implícito en todo el proceso”. A continuación, que exista en los equipos una sensibilización ambiental y esto se resume en las tres ‘r’: reducir-reutilizar-reciclar. Y por último, la formación de todo el personal, “analizando las necesidades y dificultades presentadas en los centros”. Precisamente, Consenur aboga en su plan de formación a los centros de salud por “identificar y separar correctamente los residuos generados en origen”.
Las sustancias tóxicas o peligrosas necesitan una separación específica y un tratamiento a través de una empresa acreditada
Transversalidad
Desde el grupo hospitalario abogan por una gestión que les ha dado muy buenos resultados y que consiste en la plena colaboración entre las áreas de calidad e ingeniería. Subrayan que la parte más importante es “la implicación de todos los estamentos responsables del proceso en nuestra organización, tanto a nivel corporativo como en los propios hospitales”.
Otro aspecto que pasa desapercibido y de vital importancia es una política eficiente de adquisiciones. La dirección de compras debe interiorizar una mentalidad sostenible en cuanto que priorice la adquisición de materiales reutilizables en lugar de descartables. Es crucial examinar los impactos en la seguridad ambiental de los mismos “e incluir dentro de los criterios de selección parámetros de esta índole”.
En 2019, el Plan Estratégico de Eficiencia Energética y Sostenibilidad implementado por Vithas permitió a la cadena hospitalaria reducir la emisión de 1.129 toneladas de C02, lo que equivale a plantar más de 3.763 árboles o el consumo eléctrico producido por 33.415 estancias hospitalarias.
Productos sin reciclaje
La ingente cantidad de material desechable producto de la actividad hospitalaria como guantes, mascarillas, batas, vías, gafas, etc. siguen siendo el lado oscuro de la gestión sanitaria. “En nuestro tratamiento no es posible aprovechar el material desechable que se ha generado en exceso en los últimos meses como consecuencia de la crisis sanitaria que sufrimos”, advierten desde Consenur.