¿Cuáles son las tres cualidades de un buen director de recursos humanos?
En primer lugar, saber escuchar; y muy vinculado con ello, tener empatía con la persona que tienes sentada enfrente. Es imprescindible entender a la persona que tienes enfrente, pensar como ella en ese momento, que a veces es un momento complicado. También ser rigurosos en lo técnico: saber de lo que hablas y confiar en lo que haces.
¿Qué peso tiene la parte jurídica en la dirección de los recursos humanos?
Es una base, un punto de partida. Para la toma de cualquier decisión o el desarrollo de cualquier programa de RRHH, lo primero que tienes que confirmar es que se cumple con el marco legal. A partir de ahí, con la tranquilidad de que lo que estás haciendo es jurídicamente correcto, llega la fase propia de recursos humanos, más orientada hacia la estrategia. Por ello, debemos conocer las consecuencias que tiene cualquier acción.
¿Cómo ha sido la evolución del ámbito jurídico en el plano de los recursos humanos en los últimos años?
Históricamente ha habido una diferencia muy clara entre las relaciones laborales y los recursos humanos propiamente dichos. Hay empresas que todavía diferencian ambas funciones. Sin embargo, creo que poco a poco esa percepción está cambiando. Las empresas y los profesionales cada vez somos más conscientes de que contar con una base jurídica es imprescindible para poder desarrollar todo el potencial de una política de desarrollo de personas en nuestras organizaciones.
Como especialista de recursos humanos en el sector turístico, ¿qué competencias son las más demandadas?
Por ir a una cuestión muy concreta, creo que todavía tenemos un problema de idiomas. Mucha gente chapurrea inglés, pero pocos lo hablan con el nivel que el mercado demanda. Aunque el nivel medio ha subido, en realidad estamos muy lejos de lo que necesitamos, en este aspecto y en otros. Las escuelas de hostelería son conscientes de ello y refuerzan su formación; debemos incidir más en esa línea.