¿Se ha parado a pensar por qué el tabaco tienen un alto precio o por qué cuesta tanto echar gasolina? Más allá de los impuestos comúnmente conocidos, como el IVA o el IRPF, existen una serie de tributos que se aplican de forma selectiva al consumo de determinados bienes y servicios. Son los Impuestos Especiales.
Ya en el sistema fiscal romano los impuestos especiales solían gravar el comercio de productos como la sal o las especias. En la España actual, lo hacen sobre la fabricación e importación de bienes como el alcohol, los hidrocarburos, la electricidad o el tabaco. De igual forma, existen otro tipo de impuestos especiales referidos a la matriculación de determinados vehículos y los asociados al consumo del carbón.
En cualquier caso, quedan exentos de esta imposición en las Islas Canarios, Ceuta y Melilla. No obstante, también existen excepciones. En el caso del Impuesto sobre la Cerveza, al cupo peninsular y balear se unirán las Islas Canarias; en el caso del relativo a la electricidad, ningún territorio quedará exento de aplicación.
La cerveza, según el grado de alcohol
El sistema aplica una cuota tributaria según el tipo de bien o servicio. En el caso de las bebidas alcohólicas, dependerá del tipo y el grado de alcohol que contenga. Así, la cerveza cuyo grado alcohólico sea inferior al 0,5% vol. quedará exenta de tributar un impuesto especial. A partir de ahí, y exclusivamente en el Impuesto sobre la Cerveza, se aplica un valor tributario directamente proporcional al volumen de alcohol. El devengo de este tipo impositivo se aplica en el momento de salida de fábrica.
Otra particularidad del Impuesto sobre el Alcohol es que su gravamen se mide en hectolitros. Así, las bebidas derivadas de alcohol destilado se le exigirá una imposición al tipo de 739,97€ por hectolitro de alcohol puro. Los productos intermedios, en los que el alcohol proviene tanto de la fermentación natural como de la destilación, tendrán una imposición de 33,32 euros por hectolitro siempre que el volumen alcohólico no supere el 15% y de 55,53 euros para el resto.
Echar gasolina, cada vez más caro
A pesar de que llenar el depósito con gasoil es más barato que con gasolina, en la venta al por mayor sucede lo contrario. ¿La razón? Los impuestos. En el caso del diésel, suponen el 46% del precio final, mientras que en la gasolina alcanza el 56%. ¿Por qué? Están gravados, además de por el IVA, por el impuesto Especial de Hidrocarburos.
El tabaco, un tesoro para el Estado
Según la CEOE, el tabaco recaudó el año pasado el 4% de los impuestos tributarios de España. En cifras absolutas, se trata de 9.000 millones de euros. Todo porque el 22% de la población española fuma a diario. La medición tributaria del tabaco se establece por cada 100 unidades. En esta imposición, vendrían a tributar tanto los cigarros y cigarrillos como la picadura de liar. Y su gravamen, que acumula IVA, Impuesto Especial y el denominado Ad Valorem, representa casi el 80% del precio final.
Comprarse un coche o encender el aire acondicionado
El Impuesto de Matriculación de Vehículos ha sido otro de los temas candentes de los últimos meses. Y es que la Unión Europea ha dictado una nueva fórmula para medir las emisiones, que es el motivo de existencia de este gravamen. Este tributo se aplica en el momento de adquirir el vehículo y establece tres franjas: los de emisiones mayores a 120 gr/km de CO2 se le aplicará el 4,75% del precio de fábrica; entre 160 gr/km y 200gr/km, un 9,75%, mientras que en el resto el tipo será del 14,75%. En el caso de la electricidad, además de soportar un IVA del 21%, se aplican dos impuestos más: el Impuesto a la Electricidad (4,9%) y el Impuesto sobre el Valor de la Producción de Energía Eléctrica, popularmente conocido como impuesto a la generación, que aplica un 7%. La suma de todas las figuras impositivas hace que los tributos relativos a la electricidad representen en torno al 30% de la factura total de la luz.