La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva alertándolo varios años: la soledad será uno de los problemas más agudos de nuestra sociedad y calcula que sus consecuencias se dupliquen en el próximo lustro. La vejez suele ser la principal causa de la soledad, pero la escasez de recursos se está aupando en este ranking fatídico.
“Si no fuese por el comedor, la Navidad no existiría para muchas de las personas con las que trabajamos”, indica Pablo Mapelli director del Comedor Social Santo Domingo
Ha sido la crisis causada por la propagación del coronavirus la que ha agudizado la escasez de recursos en muchas familias ya afectadas con anterioridad. Por ello, las distintas asociaciones de Málaga trabajan sin descanso: “Tenemos un compromiso con los problemas de las personas y no les podemos dar la espalda”, exclama Diego Vázquez, presidente de Bancosol.
La entidad malagueña, adherida a la federación de bancos de alimentos de España, celebró entre el 16 y el 22 de noviembre su gran recogida anual, pero ya no les vimos en las puertas de los supermercados: la recogida fue en metálico a través de transferencia bancaria o bizum.
“La federación propuso que fuese mixta, pero es inviable en las situaciones en las que nos encontramos. Nos negamos a exponer a nuestos voluntarios”, cuenta el presidente de Bancosol, que acumula en torno a 4.000 voluntarios. Ya en el estado de alarma, el banco social repartió 1.844.000kg de alimentos a más de 58.000 usuarios, lo que supuso un incremento interanual de 8.000.
Brecha escolar
Otro de las consecuencias de la crisis sanitaria es la brecha escolar de los menores cuyas familias no se han podido adaptar a las nuevas circunstancias. “Muchos niños han visto ahí un desfase curricular muy grande”, confiesa Antonio Rodríguez, director del centro de día de Aldeas Infantiles.
“La parte emocional también se ha visto afectada al estar tanto tiempo sin poder salir”, asevera Antonio Rodríguez director del centro de día de Aldeas Infantiles
Desde la asociación, tienen un programa de prevención de atención a las familias en el que apoyan a los menores en el crecimiento material y psicológico. “La atención es más intensa porque vienen menos tiempo por la tarde [por el coronavirus], aunque hemos duplicado los turnos porque estamos viendo que hay una necesidad mayor”, explica.
Todos coinciden en que las necesidades van en aumento: “Han llegado familias que antes no hacían uso de los servicios sociales”, sentencia Antonio.
La reinvención del comedor de Santo Domingo
El Comedor Social Santo Domingo es un clásico en la labor social en Málaga. Desde su sede al lado del de la Cofradía de Mena da de comer desde hace más de 30 años a más de 2.000 personas sin recursos.
Ahora, en plena pandemia por la crisis de coronavirus, se ha tenido que reinventar: ofrecerá la comida de Navidad con un servicio para llevar como ya están haciendo desde marzo.
La comida es una de las actividades que más riesgo de contagio mantiene y en Santo Domingo, debido a las exigencias físicas, se debe compartir mesa.
“Nos gusta que todos tengan su Navidad”, apostilla Pablo Mapelli, director del comedor social, quien asegura que en verano se incrementó la afluencia al comedor en un 30%.
En concreto, la organización cubre las necesidades del desayuno, almuerzo y cena, y así lo hará en los tres días más emblemáticos: Nochebuena, Nochevieja y Reyes.
“Recogen su bolsa de comida según su hora asignada en la puerta del comedor”, explica Mapelli orgulloso de no contar aún con ningún positivo.