Dani Carnero se portó tan bien durante 2022 que los Reyes Magos le envolvieron su regalo antes de tiempo. ¡Una estrella Michelin! El chef lo consiguió con su restaurante malagueño Kaleja, que abrió escasos meses antes de la irrupción de la pandemia. Ahora, Carnero ya tiene su recompensa. “Procuramos hacer lo mismo: cuidar al cliente”.
1. ¿Qué es una Kaleja?
El nombre del restaurante viene porque se encuentra en un callejón de la judería malagueña y kaleja significa callejón en sefardí.
2. ¿Pasea diferente ahora por esa kaleja?
La vida no te cambia, seguimos viniendo a trabajar igual y teniendo los mismos problemas aunque tenga una estrella Michelin. Lo único que tienes es un poquito más de responsabilidad para mantener la estrella. Seguiremos estando muy pendientes del cliente y trabajando duro para procurar que no haya fallos.
3. ¿Cocinero o empresario?
Muchísimo más cocinero a pesar de tener tres restaurantes y 45 trabajadores. Me siento más a gusto, hablo mejor y me interesan mucho más las cocinas que las empresas. Siempre teniendo en cuenta que tengo que ser empresario también, pero además me resulta más difícil.
4. ¿Se nace o se hace?
Cocinero se hace, aunque en mi caso tampoco le puedo decir si nací. Sí que es verdad que mi padre tenía restaurantes y desde muy muy pequeño, con 11 o 12 años, yo ya quería ser cocinero, pero también era el reflejo de mi padre.
5. ¿Ya comía verdura de niño?
(Ríe) Yo más o menos siempre he sido de buen comer. Siempre he sido bastante tragaldabas, aunque es verdad que antes igual las verduras y las típicas cosas de cuando eras pequeño…, pero hoy en día desde luego que no.
6. ¿Qué no falta ahora en su cocina?
Me gusta trabajar los vinagres y los aceites. Es algo muy importante y muy nuestro. Movernos en esos productos locales y andaluces es importante. En nuestro caso, es un restaurante donde se cocina muy de guiso, muy de tradición y muy de toda la vida.
7. ¿También le mandan cocinar en casa?
(Ríe) Hombre, acaba uno agotado, pero normalmente los domingos cocino yo. Para mi es mucho más fácil que para otra persona y además me gusta porque estoy más tranquilo y con menos presión. En el día a día, comemos en el restaurante en torno a las doce de la mañana. Y comemos cosas muy muy normales como cualquier persona, eh.
7 y 1/2. Si no hubiese sido cocinero…
Hubiese sido arquitecto. Me hubiera encantado, de siempre he tenido atracción con la arquitectura. Le encuentro relación a nivel estético para emplatar, pero a mí personalmente no me inspira porque soy más clásico a la hora de cocinar.