La Universidad de Málaga cuenta desde 2016 con una escudería de más de 60 estudiantes. El verano pasado fue la primera vez que un coche de competición fabricado de arriba a abajo por los alumnos que componen Málaga Racing Team (MART) pudo correr en un circuito. Antes de eso, cinco años de trabajo y una pandemia han tenido que pasar para que MART pudiera probar pista en la Fórmula Student.
Esta competición internacional de motor, conocida como la Fórmula 1 de los estudiantes, se celebra todos los veranos en distintos países. En España se llama Fórmula Student Spain, y en 2021 se celebró entre el 4 y el 8 de agosto en el circuito barcelonés de Montmeló. Ahí fue donde el monoplaza con motor de Honda CBR 600 de Málaga Racing Team probó por primera vez una pista. Anteriormente el equipo ya había participado en la Fórmula Student, pero con un prototipo que no podía correr.
«Al final es más una competición de ingenieros que otra cosa», apunta Sonia Porras, la team leader de Málaga Racing Team. La Fórmula Student no se basa únicamente en que el coche que fabrica cada universidad corra en un circuito.
«Eso es como el cúlmen de la competición […]. No solo valoran el coche, valoran el diseño que has hecho, lo que ha costado, la huella de carbono que has generado con la construcción… En 2019 estuvimos compitiendo, pero con la parte estática, la de documentación, porque llevábamos un prototipo que no era funcional».
De hecho, el objetivo de la Fórmula Student es mucho más profundo que una simple carrera. Por un lado, los estudiantes tienen que ingeniárselas para construir un coche desde cero con pocos recursos, por lo que «al final se generan ideas que luego se pueden implementar en el mercado». Además, la competición se utiliza como campo de pruebas: «Imagínate en la categoría de coche eléctrico. Se hacen pruebas para ver lo que funciona en un Fórmula Student, y luego aplicarlo», explica Porras.
Aunque MART participó en Montmeló en la categoría de combustión, ya están sumidos en las primeras investigaciones para fabricar en paralelo un coche eléctrico y poder competir con los dos.
Desde dentro
El primer paso para entrar en la Fórmula Student de cualquier país es pasar un examen, donde se preguntan desde conceptos de ingeniería de todo tipo hasta la normativa de la propia competición. Una vez superada la prueba y posteriormente un ranking, el equipo consigue su plaza. En el caso de MART, ya les han confirmado que competirán en la Fórmula Student de Holanda, que se celebrará este año a mediados de julio en el circuito de Assen. Además, están esperando a que Fórmula Student Spain abra plazas para presentarse también. La competición en terreno nacional está prevista para el mes de septiembre.
¿Pero cómo es la Fórmula Student desde el circuito?
«Es increíble», afirma la team leader. «Son muchísimas horas de trabajo, allí estuvimos toda la semana trabajando hasta que nos cerraban el box. Es mucha tensión, porque hay momentos en los que no pasas la prueba y tienes que arreglar ciertas cosas del coche, faltan piezas y tienes que ir a comprarlas…».
Porque llegar al circuito no implica solo correr. Antes de eso cada coche tiene que pasar una especie de ITV durante un par de días. «Como es un coche hecho por estudiantes, tienen que revisar que sea fiable», explica Porras. «Además de que el piloto también es estudiante, entonces por su salud [ríe] tienen que revisar que el diseño sea acorde a la normativa, el tema de seguridad, los decibelios del tubo de escape…».
Solo cuando el vehículo supera esta inspección puede acceder a la pista, donde por fin se enfrenta a las demás escuderías universitarias.
Sin embargo, la competición no se basa en una carrera «rueda a rueda» (todos los participantes juntos), sino en ir superando un total de cuatro pruebas por turnos o en tandas de cinco a siete coches como máximo. Esto, porque al no ser pilotos profesionales, resulta muy peligroso que corran todos a la vez. Además, no solo se mide el tiempo que el coche ha tardado en realizar cada prueba. También se tienen en cuenta otros valores, como la eficiencia del vehículo. «Son un montón de detalles que van más allá de la propia carrera», apunta Porras.
Escaparate para las empresas
Málaga Racing Team comenzó por la ambición de unos alumnos de aplicar la teoría que estaban aprendiendo en el aula. También por adquirir más conocimientos de los que se enseñan en la carrera. Por ejemplo, el equipo ha aprendido a soldar, pues el monoplaza está entero soldado por ellos.
Según Porras, esta ampliación de aptitudes es muy valorada por las empresas. «El hecho de que nos hayamos metido en un proyecto donde pones en práctica un montón de cualidades que no se cogen simplemente estudiando, sino que nos enfrentamos a muchos problemas que en la realidad te pueden pasar, llama muchísimo la atención», afirma. De hecho, cuenta que algunos compañeros han dejado atrás MART para trabajar en equipos de competición profesionales.