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El alza de la luz paraliza la recuperación empresarial

En un contexto de recuperación, las empresas se han topado con una escalada irracional de los precios de la energía. Una tormenta perfecta en la que el gas y los derechos de emisión del CO2 han alcanzado precios récord. Y por si fuera esto poco, la demanda mundial de bienes de consumo se ha reactivado de golpe sin que la industria tenga tiempo de reajustarse. ¿Cómo afecta a nuestras empresas?

Alza de la luz Málaga Vida Económica

La subida de precios que la energía eléctrica ha experimentado en España durante el segundo semestre del año, puede considerarse histórica. Desde que hay registros, la luz nunca ha sido tan gravosa para el consumidor y, especialmente, para las empresas. Este fenómeno imparable, que ha tensionado la economía a todos los niveles, comenzó a partir de julio con alzas, por aquel entonces, inéditas.

El 17 de agosto, por ejemplo, el precio marcó valores por 89,5 euros el Megavatio hora (MWh). Lo que muchos no sospechaban es que esta tendencia alcista continuaría sin freno hasta el 7 de octubre. Aquel día, se pulverizaron todos los récords y el precio de la luz se situaba en 319,03 euros MWh.

Esta cifra multiplicaba por siete los datos registrados un año antes. Aunque este pico máximo no ha vuelto a repetirse, los precios han mantenido una tendencia alcista con vaivenes diarios. En este sentido, el precio medio del mes de octubre rondó los 200 euros el MWh. A pesar de ello, la situación ha ido moderándose en las últimas semanas. De hecho, el pasado tres de noviembre marcó 154,29 euros, una cantidad menor pero todavía bastante elocuente.

Previsiones

Para atenuar la factura de la luz, el Gobierno ha tomado medidas encaminadas a adelgazar el ticket. De este modo, ha reducido el IVA que venía aplicando pasando del 21 al 10 % y ha eliminado el gravamen de la generación eléctrica. Las operadoras eléctricas creen que la crisis del gas no será duradera ya los países demandantes buscarán alternativas mientras los productores irán aumentando la producción.

Esto, lógicamente, llevará un tiempo. De momento, el presidente de Rusia, Vladimir Putin ha ordenado a los almacenes de gas que tiene instalados en Europa un incremento del bombeo. Asimismo, este mes de noviembre se activará el gasoducto NordStream 2. Con estos mecanismos, los expertos vaticinan la primera bajada importante para el primer trimestre de 2022.

El puzle eléctrico

Los precios de la energía eléctrica han sufrido una escalada nunca vista en la historia reciente de Occidente. Explicar sus raíces o establecer un porqué es tan complejo como explicar cómo funciona el sistema energético mundial. Básicamente, porque entran en juego un sinfín de variables y elementos exógenos.

La generación de electricidad a través de energías renovables no cesa de crecer aunque, todavía, no logra cubrir, ni de lejos, la demanda de los consumidores. Y esto sucede, especialmente, en picos de demanda como el invierno o las canículas veraniegas. En el sistema eléctrico español se dan, en particular, dos elementos distorsionadores que tensionan los precios y los encarecen aún más. Por un lado, los pagos por derechos de emisión de CO2 y por otro la importación de gas.

La escalada del gas junto a las elevadas cuotas de CO2, han configurado una tormenta perfecta en el sector mayorista

Según la normativa europea, los grandes consumidores energéticos de cada país -donde se incluyen las centrales eléctricas, las plantas industriales y los operadores aéreos- tienen asignada una cuota de dióxido de carbono (CO2). En España, existen unas mil instalaciones y una treintena de compañías aéreas. Cuando excedes el límite que impone la UE, debes pagar.

Es lo que se denomina como ‘cuotas’. Si el tejido industrial y el sistema de generación de un país resultan poco eficientes –y España no figura entre los más óptimos- pagas un extra porque contaminas más. Hablamos del ticket por emitir cada año una tonelada de CO2 a la atmósfera. Lógicamente, esto repercute directamente en la factura de la luz de los consumidores. El problema es que, en un solo año, el precio de la tonelada de este gas contaminante se ha duplicado hasta los 60 euros.

¿Qué está ocurriendo en nuestro país? Aunque las energías renovables suponen el 43,8 % del total, el resto debe cubrirse con otras formas de generación. Aquí entrarían las centrales hidroeléctricas, las nucleares, las plantas de gas, de cogeneración, carbón, etc.

Las compañías eléctricas señalan que, en este proceso de transición hacia las renovables, el gas está actuando de bisagra. De hecho, ofrece una alta potencia energética y una huella intermedia. Como quiera que sigue emitiendo CO2, hay que pagar por él. Por otro lado, las compañías eléctricas no venden un ‘monovarietal’ energético sino un mix donde incluyen todo el abanico que existe. Es decir: la eólica, fotovoltaica, la nuclear, el carbón o la cogeneración, donde sobresale el gas.

Y llegados a este punto, ¿por qué el gas se ha encarecido? En primer lugar, porque como hemos explicado se ha convertido en la fuente energética estrella en el proceso de adaptación a las cero emisiones. Y el camino es largo. En otro orden de cosas, el consumo de gas en Asia se ha incrementado notablemente. Además, con un invierno a la vuelta de la esquina Rusia –el gran suministrador- está priorizando a los países asiáticos en detrimento de Europa. La consecuencia directa es una subida exponencial del gas que influye, a su vez, en el precio de la ‘luz’.

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