Francisco Rodríguez (Málaga, 1974) ha tenido multitud de vicisitudes, tanto exitosas como menos afortunadas. Ha fundado empresas y ha cerrado otras tantas. Y lo confiesa, abiertamente, “he cometido muchos fallos”. Los tropiezos nunca le han desanimado. Prueba de ello es que su último proyecto, Ly Company, ha tenido una de las trayectorias más sorprendentes e insólitas de los últimos años obteniendo en 2019 el Premio Alas a la Internacionalización. Bajo la marca Only Water comercializa agua en el envase más sostenible del mundo. Su producto llega a más de veinte países con unos 30 millones de unidades.
¿Por qué innovar en el agua ‘embotellada’ y, además, entrar de lleno en la sostenibilidad?
Realmente, no venimos del sector del agua embotellada. Pero soy consciente de que es el producto alimenticio que más crece del mundo y también el que más contamina. La diferencia entre nuestro producto y el de la competencia es que el PET, la típica botellita de plástico, posee una vida media de 400 años y nuestro brick, diseñado con materiales especiales y sostenibles, tarda menos de seis meses en degradarse. Y le digo más, solo se recicla el 9 % de los envases de plástico.
«El mejor envase es el que no existe. El nuestro es el menos malo»
¿Cómo han conseguido un envase con una huella tan baja?
Probamos con todos los envases posibles y el nuestro es el menos malo. Si le digo la verdad, el mejor, el más óptimo, es el que no existe porque siempre va a tener un mínimo impacto. El 70 % de nuestro brick de cartón está fabricado a partir de materia vegetal. El resto, incluido el tapón, está compuesto por bioplásticos procedentes de la caña de azúcar.
¿Qué les diferencia, a nivel de huella ecológica, de una embotelladora de agua convencional?
Nuestra huella de carbono es, por ejemplo, un 60 % menor al de una planta clásica. Para empezar, porque la materia de nuestros envases es vegetal. Además, las bobinas que nos llegan son planas y ocupan el menor espacio posible en los camiones. De hecho, un tráiler puede llevar millones de ellas. Una vez aquí, se les da la forma requerida. Por otra parte, nuestra planta necesita siete veces menos energía que una embotelladora al uso. En resumen, el 50 % de nuestras necesidades energéticas la obtenemos de placas fotovoltaicas que tenemos instalada en nuestra planta de Alhaurín de la Torre.
¿De qué sellos de calidad ambiental disponen?
Somos socios certificados de FSC, quien acredita que el papel procede de bosques gestionados de modo sostenible. A final de año, obtendremos la ISO 14001. El techo de la fábrica, como le mencioné, cuenta con paneles solares. Hemos sustituido el film estirable de embalar por otro que reduce la huella ambiental en un 60 %. Asimismo, estamos trabajando para obtener del sello ‘Be Corp’. Un distintivo, realmente, estricto que te aporta un reconocimiento clave.
«Producimos 33 millones de envases sostenibles con nuestra agua»
¿En cuanto a la calidad del agua de Only Water?
Está acreditada por el departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga (UMA). Es más, la considera un agua de alta calidad, ideal para niños y Tercera Edad. No todas las aguas minerales que encuentre en los lineales gozan del mismo nivel de pureza. Según un estudio de la Universidad Estatal de Nueva York, el 95 % del agua embotellada contiene pequeñas cantidades de microplásticos. El informe analizó 250 botellas de primeras marcas procedentes de nueve países. La nuestra está exenta y, además, avalada.
Con este proyecto, lo que buscamos es minimizar el impacto climático de un producto, como es el agua, de consumo masivo.
¿Cómo surge el proyecto de Only Water?
He trabajado durante 23 años como Técnico de Emergencias en el 061 y cuando descansaba me dedicaba a emprender. No se lo va a creer pero he abierto hasta 17 empresas. En una de mis últimas etapas, tomé contacto con Tetra Pack, la mayor multinacional en soluciones de envasado. Nos planteamos desarrollar un proyecto para comercializar un producto en el que utilizáramos envases sostenibles. Como resultado, en 2016 surgimos como start up. Debo confesarle que, al principio, lo pasamos muy mal. Sobre todo porque éramos ajenos al sector de las bebidas.
Hacia finales de 2018, llegó la demonización del plástico. Y el teléfono no ha dejado de sonar desde entonces. Hoy día, el ser humano fabrica más plástico del que puede gestionar. Y para más inri en este sector, el reciclaje cien por cien no existe. Fíjese que, en 2018, éramos una de las tres únicas fábricas del mundo que envasábamos en cartón. En solo cuatro años, hemos pasado de ser una startup a una startup millonaria. De facturar 400.000 euros en 2017 a unos seis millones en 2019.
¿Cuál es la previsión de negocio para este año?
Considerando el impacto de la pandemia, el ejercicio ha sido bueno. Nos moveremos en una horquilla de seis a ocho millones de euros. Es mucho si tenemos en cuenta que cada envase de agua tiene un ticket medio de unos 20 céntimos y el de una botella de aceite, por ejemplo, unos tres euros.
«Según un estudio de la Universidad de Nueva York, el 95 % del agua embotellada contiene microplásticos, la nuestra no»
¿Y para 2022?
Mucho mejor. De hecho, esperamos doblar las ventas. Todo ello considerando que la Covid-19 siga su tendencia a la baja y se quede como una enfermedad estacional más al igual que la gripe.
¿Y si lo medimos por número de envases?
Ese dato sí le dará una dimensión más real de lo que hacemos. Este año alcanzaremos los 33 millones de envases.
¿Cuáles son los sectores a los que más venden su agua envasada?
Nuestros envases de cartón son muy demandados en el sector hotelero y el naviero. Para cumplir con objetivos más sostenibles han ido sustituyendo el PET de agua por nuestro envase, mucho más ecológico.
¿Qué tipo de cliente es el que compra vuestra marca, Only Water?
Me explico, Only Water no es el agua convencional que encuentra en un súper. De hecho, no estamos en el lineal. Empezamos como un agua de cortesía, de promoción. Les interesa mucho a hoteles, administración pública, eventos, actividades deportivas, producciones musicales, de televisión, transporte privado, etc. Tenemos unos 1.000 clientes y, el 60 % de ellos personalizan el envase con su imagen de marca. Es el agua que te obsequian, por ejemplo, cuando subes a un Cabify. Indudablemente, somos algo más caros que la botella de marca blanca. No obstante, las empresas muestran mucho interés. En primer lugar, le ofrecemos mayor sostenibilidad y, sobre todo, les permitirmos que puedan vestir el envase con su branding. Estamos en programas como Master Chef, Juan y Medio, La Casa de Papel, Tu Cara Me Suena, etc.
«La mente del emprendedor es complicada, siempre tienes más sed»
Disponen de plantas en el Caribe y también en Italia, ¿no es cierto?
La aventura en República Dominicana surge en abril de 2020 de la propia demanda del sector hotelero español, con grandes intereses en el Caribe y Centroamérica. Abastecemos los mercados de Estados Unidos, Caribe y Centroamérica.
Italia es mucho más reciente. Se abrió comercialmente hace unas semanas. Absorbimos el 52% de la compañía Acquainbrick que se ha transformado ahora en Ly Company Italia. Desde esta planta, situada en la región de la Toscana, atendemos la propia Italia, Oriente Medio y Centroeuropa. Entre usted y yo, Italia te da un sello que transmite mucha confianza a los importadores de mercados complejos como China o Japón.
Entonces, ¿a cuántos países llega Only Water?
Exportamos a 22 países, principalmente, Italia, España, Portugal, República Dominicana, Colombia, Japón, Arabia Saudí, Reino Unido, etc. Ahora mismo, lo internacional y lo doméstico se reparten al 50 %.
También han llegado a un acuerdo con Iparlat, ¿qué puede contarnos?
Efectivamente. Ly Company ha llegado a un acuerdo de joint venture con Natur All by Iparlat. En virtud de él, hemos trasladado a su planta navarra la línea de envasado de 500 mililitros. Ellos estaban buscando ampliar su portfolio de lácteos con un agua de carácter Premium y, nosotros acceder al mercado del retail y del supermercado en toda Europa. Podrían haber embotellado agua ellos mismos aunque, créame, hacer agua no es fácil pues se trata de un producto extremadamente delicado. Coge sabor con solo mirarla.
«Nuestra agua está en programas como Master Chef, La Casa de Papel, Tu Cara Me Suena»
De todos modos, luego tienen una vertiente altruista que es el alma de la empresa…
Colaboramos con Pozos sin Fronteras, una ONG malagueña que ha logrado llevar agua a 100.000 personas en cinco países diferentes y a través de más de 200 instalaciones. Nos sentimos inmensamente orgullosos. Gracias a mi profesión, he tenido estrecho contacto con la ayuda humanitaria y las catástrofes. Con el tiempo, he descubierto que la cooperación al desarrollo es una labor más enriquecedora pues sus efectos son más a largo plazo. Se trata de proyectos duraderos que les ayudan a sobrevivir. En mi opinión, es más gratificante. Al final, este tipo de cooperación genera un círculo autosuficiente que les cambia la vida.
Insiste en que es un empresario ‘de libro’, ¿por qué?
Bueno, he tenido momentos muy duros en mi vida profesional. Sin embargo, me he dado cuenta de que si te quedas quieto las cosas no vienen a ti. La mente de un emprendedor no descansa. Siempre bulle una inquietud por crear riqueza. Es lo que te mueve aunque, también, es lo que te arruina. Si no emprendes jamás habrás tenido esa experiencia tan maravillosa de crear empleo y dar estabilidad laboral a muchas personas.
Un empresario apegado a sus raíces
Ha trabajado toda su vida –casi 23 años- como Técnico de Emergencias en el 061. Más concretamente, en el área de Catástrofes y Ayuda Humanitaria. Gracias a la flexibilidad de su horario, y alguna excedencia que otra, ha podido compaginar trabajo, estudios y, por supuesto, emprendimiento. “Mientras mis compañeros se iban con la bicicleta o disfrutaban del tiempo libre yo me dedicaba a idear proyectos y abrir empresas”, porque, como el mismo dice, “el gusanillo emprendedor siempre ha estado ahí”. Es Licenciado en Criminología por la Universidad de Barcelona y ha cursado estudios de Administración y Dirección de Empresas por la de Málaga (UMA). También cuenta con un Executive MBA de la EAE Business School. Con todo, su mejor aval es una dilatada experiencia empresarial con sus momentos buenos y no tan buenos. “A lo largo de mi vida he fundado 17 empresas y me he arruinado dos veces”, confiesa. Esta montaña rusa de éxitos y fracasos le ha brindado una visión muy cercana de la realidad y “una gran capacidad para tomar decisiones” en situaciones diversas. De hecho, se considera más empresario que emprendedor. “Te das cuenta, con el tiempo, que has dejado de ser esto último cuando echas la vista atrás y ves que has cometido muchos fallos”.
Su pasión, fuera del trabajo, es el alpinismo. Una disciplina que le ha llevado, por ejemplo, a hacer cumbre en el Mont Blanc en dos ocasiones. Desafortunadamente, un accidente de espalda le obligó a renunciar a este deporte de riesgo y ahora practica el ciclismo de montaña. “Estoy volviendo a disfrutar de cosas que tenía aparcadas”. Nacido en el barrio malagueño de El Molinillo se declara un enamorado de su tierra y defiende sin rodeos sus raíces. Para Rodríguez no hay nada tan mágico y estimulante como pasear con su familia por el centro de la ciudad y perderse por sus calles. “Me da la vida”.