Hasta ahora hemos estado trabajando en desarrollos que ayuden a jóvenes (y no tan jóvenes) a emprender. Tratamos el emprendimiento como un fin en sí mismo, como algo que funciona como sistema aislado con sus propias reglas y su propio estilo llegando a ser una forma de vida.
Incubadoras, preincubadoras, aceleradoras, etc., son herramientas que funcionan y que dan buenos resultados sin habernos cuestionado si se pueden hacer las cosas de otra manera. Pero, otro modo, ¿es posible? Creo que sí.
La función de emprender es más que un proceso, al cual hay que acercarle más componentes imprescindibles como la formación, la tecnología, la financiación, la dinamización…
Actualmente, estos componentes, aun teniéndose en cuenta, no están, en general, ni físicamente en el mismo entorno, ni temporalmente engranados, ni suelen ser actividades prioritarias.
Además, el emprendimiento se ha tratado como una cuestión única independiente del sector empresarial. Tenemos normalmente mezcladas actividades empresariales de lo más variopinto: construcción, ciberseguridad… Normalmente son innovadoras, pero con nada o muy poco en común en lo que se refiere a su vertical de actividad.
También el emprendedor es distinto y ha cambiado. Tenemos a otras generaciones hiperconectadas que viven dentro de la tecnología, con otras necesidades y motivaciones, que son las que debemos de satisfacer.
Entonces, ¿cuál es la fórmula?
Si cambiamos el paradigma y ponemos el foco en el sector de actividad (por encima del emprendimiento) como ecosistema al que hay que apoyar, donde se encuentren física y virtualmente de manera colaborativa a los cuatro agentes necesarios (generadores de conocimiento, administración pública, empresas y target), y añadimos todas las actividades necesarias en un espacio de ciudad que hable el nuevo lenguaje, obtendremos la respuesta: ecosistemas de cuádruple hélice verticalizados en un sector de actividad en entornos urbanos.
Alguno hay y resultados está dando.
Antonio Quirós
Coordinador del Polo Digital