Tas acabar la etapa de secundaria, el alumno se encuentra con dos caminos: ¿estudiar una Formación Profesional o un grado en la universidad? Ambas opciones están muy demandadas. En Cesur por ejemplo, uno de los centros privados de Formación Profesional (FP) más fuertes del país, se han matriculado más de 15.000 alumnos para este curso. “Supone un crecimiento del 40% con respecto al año anterior, continuando con la tendencia al alza de los últimos años”, señala Carlos Martín, director general de Cesur Formación.
MEDAC se encuentra en el mismo camino. El curso pasado contó con cerca de 10.000 alumnos matriculados en sus centros de toda España, mientras que este año la cifra se ha multiplicado hasta superar los 18.000 estudiantes.
La Formación Profesional es una opción en auge, no solo por su componente práctico sino también por su alto índice de empleabilidad
Las matriculaciones en los grados universitarios tampoco se quedan atrás. Según Ernesto Pimentel, vicerrector de Estudios de la Universidad de Málaga (UMA), registran en todos los cursos prácticamente la misma cantidad de alumnos porque “quitando un par o tres de titulaciones, cubrimos en todas el número máximo de estudiantes”. Incluso comenta que para este nuevo curso “la nota de ingreso ha subido ligeramente, lo que significa que posiblemente hemos tenido más demanda”.
¿Y cuál emplea más?
Los grados universitarios han sido siempre el nivel de formación preferido de las empresas a la hora de buscar nuevos empleados. Sin embargo, según el último estudio de Infoempleo y Adecco, en 2018 la FP ocupó por primera vez este puesto, marcando un hito histórico. Al año siguiente volvió a quedar en segundo puesto por debajo de los graduados universitarios, pero en 2020 recuperó el protagonismo. “La Formación Profesional es una opción en auge, pero no solo por su componente práctico y enfocado al mercado laboral, sino también por su alto índice de empleabilidad”, subraya Martín. En MEDAC, afirman que llegan a alcanzar una tasa de empleabilidad del 95%.
Durante los meses de pandemia, el nivel de formación requerido en un 41% de las ofertas publicadas por las empresas fue la FP. Se convirtió así en la formación que más empleabilidad registró en 2020. La presencia de grados universitarios en las ofertas de empleo descendió más de cinco puntos porcentuales con respecto a 2019, situándose en un 33%. De hecho, el informe de Infoempleo la cataloga como la mayor caída de un nivel formativo en el año de la pandemia. El requerimiento de contar con un máster para acceder a un puesto de trabajo también se vio reducido a la mitad, pasando de un 3,5% en 2019 a un 1,8% en 2020.
Estos datos se pueden ilustrar por ejemplo en Maskom, donde Sergio Cuberos, director general de estos supermercados malagueños, afirma que demandan más graduados en FP: “Para todo lo relacionado con tiendas, ventas, comercial o administración suele ser FP”. Sin embargo, los puestos de responsables los cubren los universitarios. “Responsables de logística, ventas, responsables de administración y responsables de compras”, enumera Cuberos.
En Navarro Hermanos se observa la misma tónica. Para los puestos más técnicos, como comerciales, especialistas de producto o los propios mecánicos, buscan una formación de titulado en Formación Profesional “bien en ciclos de automoción o mecánica o en grados superiores, ya que son puestos con un componente práctico muy alto, donde se valora mucho el conocimiento de mecánica”. Según la compañía, este tipo de puestos están muy demandados en el mercado, “y si están acompañados de una experiencia en el sector o bien adquirida en la propia empresa, pueden alcanzar niveles retributivos interesantes”.
Para trabajos relacionados con la administración, compras o logística siguen prefiriendo FP: “Para estos puestos es necesaria una buena formación, pero acompañada de un enfoque práctico”. Pero en cargos directivos demandan universitarios: “Determinados puestos en administración, informática, marketing, Recursos Humanos o responsables de centros preferimos la formación que aporta un grado universitario”. Además, sobre todo para estos cargos, solicitan una experiencia profesional previa.
Standby puede afirmar esta tendencia. Según Pedro García, socio director, el 95% de los perfiles profesionales que esta consultora conecta con las empresas son graduados universitarios. Estos los demandan para cubrir distintos puestos directivos: “Dirección financiera, dirección de marketing, de operaciones, dirección de Recursos Humanos, dirección de logística, de compras…”.
Entre los profesionales que gestiona Randstad también sobresalen los graduados universitarios. En torno al 30% de los candidatos de Randstad cuentan con un título universitario, mientras que solo el 1,5% tienen una Formación Profesional.
En Aertec Solutions también optan por graduados en FP o incluso en máster para puestos más técnicos. “Ocurre que los perfiles de ciclos formativos o máster, si no tienen experiencia, están muy especializados en un área en cuestión debido a su formación técnica”, explica Eva Martos, directora de Recursos Humanos de la tecnológica. En cuanto a los salarios, Martos afirma que en general los graduados universitarios o en máster suelen cobrar más que los titulados en FP.
Pero, ¿en qué se diferencia la formación que ofrece la universidad y la que imparte la FP?
“Es una formación más profunda y más general. Forma a los estudiantes en un ámbito más amplio que lo que es la Formación Profesional”, explica Ernesto Pimentel, vicerrector de Estudios de la UMA. Esto ocurre, según el vicerrector, porque los grados universitarios duran cuatro años y una FP la mitad. “La diferencia está en el nivel que se puede alcanzar porque es más tiempo”, señala.
Precisamente porque el tiempo en una FP se reduce a la mitad, hay que preparar antes a los estudiantes para salir al mundo laboral. “La FP destaca por su cercanía a la realidad empresarial, siendo la modalidad dual el máximo exponente de esta premisa”, subraya Carlos Martín. “En esta modalidad los alumnos alternan la formación teórica que reciben en el aula con la formación práctica que realizan en determinadas empresas. Esta implicación arranca desde el primer curso escolar, a diferencia de la modalidad presencial convencional, en la que el periodo de formación en centros de trabajo se realiza al final del segundo curso”, expone el director de Cesur.
Al modelo formativo que desarrollan en MEDAC le llaman “aprender haciendo”. “Para ello, en nuestros ciclos formativos de modalidad presencial ofrecemos una formación centrada en la práctica, con un 85% de clases en las que el alumno se pone desde el primer día en la piel del técnico, aprendiendo mientras emplea técnicas y materiales propios del día a día de su futuro puesto de trabajo”, explican desde este instituto.
En la universidad, las prácticas suelen llegar más tarde y son, según Pimentel, más generales: “Un titulado universitario debe ser capaz de resolver problemas más amplios que para los que se prepara en una Formación Profesional, que siempre son mucho más orientados”. De hecho, afirma que el recorrido profesional de los titulados universitarios “en teoría debería ser más amplio, porque están formados para abordar problemas de mayor envergadura y que pueden ser también de mayor amplitud”.