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Hacer posible lo imposible

RICARDO VELILLA VIDA ECONÓMICA TRIBUNA

Ricardo Velilla Profesor emérito de Santelmo Business School

Dada la actual situación económica y social, me propongo en tres artículos acercarme con sencillez al tema del emprendimiento. El primer paso para emprender es querer. Como decía el estratega Lao Tzu: “Un camino de mil millas comienza con un solo paso.” Por otra parte, la iniciativa emprendedora no entiende de edad, ocupación, situación personal o profesional. Pero emprender no es solo poner en marcha una empresa, sino mucho más. Tomas Edison, fundador de la General Electric, ejemplifica el espíritu emprendedor: una persona inquieta que ve la vida llena de oportunidades y también de riesgos y errores; alguien con la visión y la determinación de reunir personas, talento, ideas y finanzas para hacer real lo posible.

“La clave -asegura el profesor Pedro Nueno- radica en identificar una oportunidad y ser capaz de darle una respuesta rentable: eso es común a cualquier tipo de emprendimiento.”
Hasta la primera mitad del siglo XX se creía que era imposible correr una milla en menos de cuatro minutos: sin embargo, en 1954, Roger Bannister, un estudiante de medicina británico y corredor de media distancia, corrió una milla en menos de cuatro minutos durante una carrera organizada por la Universidad de Oxford. Hizo posible lo que se creía imposible. “Es el cerebro, no el corazón o los pulmones, el órgano crítico”, declaró Bannister. Visualizar que era posible correr una milla en menos de cuatro minutos fue una de las razones de su éxito. “Todo comienza en la mente”, precisa Byron Garrett en su libro para niños, There’s Greatness on the Inside .

Un caso sorprendente y fascinante es el de la española Susana Rodríguez, triple campeona mundial de triatlón para deportistas con discapacidad visual, y médica especialista en rehabilitación. Las pruebas en la categoría de Susana combinan 750 m nadando, 20 km en bici y 5 km corriendo junto a un guía que controla el circuito y comparte la información del entorno y las rivales. “Hay un gimnasio para la mente”, afirma. Si su palmarés deportivo es brillante, su currículo académico —era la mejor de su clase— no desmerece. “No hablo de soñar, hablo de ponerse a trabajar. Desde que tengo memoria sé que el esfuerzo me acerca a lo que quiero. Puedes no conseguirlo todo, pero yo supe a la vez que no veía y que con trabajo conseguía hacer las mismas cosas que los demás.” A eso se lo conoce como afán de superación: sus limitaciones nunca fueron un impedimento para tratar de lograr sus metas.

Investigaciones sobre el comportamiento de los atletas de éxito han demostrado que tanto Bannister como Byron Garrett o Susana Rodríguez tienen razón. El llamado “sistema de activación reticular” (SAR) o “filtro reticular del cerebro” está equipado con algo que nos ayuda a cada uno a decidir en qué centrarse y qué ignorar. Por lo tanto, si se entrena el cerebro para dirigir la atención hacia un objetivo bien definido, es posible eliminar la imposibilidad de alcanzarlo. El método para activar el SAR consiste en concretar por escrito detalladamente las metas. Esa lista de objetivos que se desean alcanzar -coherente con la filosofía de vida personal- debe ser alcanzable, creíble y motivadora.

Una forma de ayudar a la mente a centrarse en los objetivos es pensar a través de la meta misma, reduciéndola a su esencia. Otra, es organizarse bien antes de comenzar el día. Esto significa establecer la lista de prioridades, revisar el cronograma del día siguiente, precisar el tiempo necesario para hacer el trabajo requerido y, en definitiva, hacerlo. En conclusión, se deben transformar aun las propias dudas y desfallecimientos en herramientas para un aprendizaje posterior siempre alineado con lograr los objetivos propuestos. Recuerde que no hay camino hacia el éxito; el éxito es el propio camino.

Ricardo Velilla
Profesor emérito de Santelmo Business School

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