¿Su vida siempre ha estado relacionada con el sector turístico?
Sí, desde la niñez he estado implicada en la empresa familiar. Nosotros teníamos una empresa de apartamentos turísticos donde mi hermano y yo echamos los dientes, incluso asumiendo retos e interiorizando responsabilidades desde muy pequeños. Eran retos que yo los convertía en personales y los hacía con pasión desde los 10 años. Yo me licencié en Publicidad y Relaciones Públicas y a partir de ahí, ya trabajando, hice un máster en Dirección de Empresas y ahora mismo estoy haciendo un programa de alta dirección en el IE, en el Instituto de Empresas en Madrid. Siempre he estado relacionada con el mundo del turismo porque mi implicación ha estado siempre en la empresa familiar. He ido creando áreas. Por ejemplo, el área de eventos pasó de tener dos o tres foros al año a tener 200. He ido creando y creciendo dentro de la propia empresa hasta llegar a su dirección. A partir de ahí, mi hermano y yo decidimos emprender.
¿Sus padres siguen implicados en el negocio?
Nuestros padres siguen trabajando, aunque desde hace tiempo no en primera línea. Ellos nos han dejado un reto muy generoso, el reto de crecer a nivel personal y profesional. Yo tengo cargos de dirección del Hotel La Viñuela desde el año 2006 y mi hermano tomó la gerencia de la empresa de Apartamentos Turísticos desde el año 2004, produciéndose en este tiempo una sucesión natural y progresiva. Nuestros padres definitivamente dejan los puestos de dirección, pero siguen inmersos en el día a día de la empresa. Podríamos decir que el Hotel La Viñuela es «nuestro bebé» y realizan una labor importante en distintas áreas dejando su sello personal y esencial que os garantizo sienten nuestros clientes.
¿Qué es B bou y cómo se crea?
Es una marca nueva que creamos hace dos años. Nosotros hemos vivido en una empresa donde el emprendimiento era mucho más. Hemos aprendido que somos felices cuando el otro es feliz y esta es la base de la hostelería para mí. Nuestro objetivo es que nuestro cliente sea feliz, que viva una experiencia emocional. Una empresa familiar no es simplemente el establecimiento. Es la actitud de superación constante.
Cuando consolidamos el Hotel Viñuela, que es la base de nuestra empresa, consolidamos una empresa, un producto que en sus inicios era innovación pura. Era una empresa que muchas personas pensaron que no iba a funcionar, pero empezamos a recibir respuestas de proveedores, clientes… Al inicio era un hotel muy pequeño, rural. Era una zona para parar a comer, casi sin jardines y nosotros le dimos la vuelta al producto siempre con una filosofía clara de calidad, cliente y nuestro equipo. Esa es nuestra esencia. Y hemos luchado contra viento y marea.
En el momento que consolidamos Viñuela es cuando decidimos saltar y coger Cortijo Bravo, teniendo claro cuál es nuestro modelo de negocio. Es por ello que los tres socios jóvenes apasionados por los retos decidimos crear B bou y es cuando pasamos a tener una marca, una pequeña cadena hotelera de hoteles boutique que transmita lo que el cliente va a sentir en cada uno de ellos.
¿Qué adjetivos definen a la marca?
Cuando un cliente entra en uno de nuestros hoteles le empiezan a bajar las pulsaciones. Porque B bou es calma, es calidad, es pasión, es alma, porque nuestros hoteles se encuentran en espacios únicos. Cortijo Bravo está en lo que yo llamo ‘Toscana Axarquica’. Todo esto lo conseguimos con un gran equipo que trabaja con la misma pasión. Sin ellos, no conseguiríamos los resultados; la base del negocio es mi equipo. Y siempre estamos en la búsqueda constante de complacer al cliente incluso antes de que llegue.
¿Cuántos hoteles tiene B bou?
Nosotros somos una empresa de explotación hotelera como de comercialización. Nosotros tenemos B bou Hotel La Viñuela & Spa y B bou Hotel Cortijo Bravo, que son dos hoteles que explotamos nosotros, y también está Molino del Arco, que está dentro de la marca en Ronda, pero lo comercializamos. Todos los hoteles de B Bou tienen las mismas características. De hecho, nosotros tenemos otro hotel que está genial en Ronda, pero no está en la marca porque B Bou es un sello que da igual al hotel que tú vayas, puede estar en ciudad, en la playa o en un paraje natural único todos ellos tienen alma y hacen vivir esa otra forma de viajar.
El cliente ya no se conforma, es un cliente muy informado y quiere vivir experiencias constantemente.
Hablemos de este último año, ¿cómo ha sido el 2017 para la cadena?
Ha sido un año positivo turísticamente. Hemos tenido un crecimiento del 16% en cifra de ventas con respecto a 2016. Esto se debe a la consolidación de nuevos proyectos. Además, esto nos ha permitido hacer nuevas contrataciones creando empleo de calidad en la zona, mejorar el servicio a nuestros clientes y crecer en estructura. Se han cumplido los objetivos y se ha empezado a recuperar la rentabilidad que se había perdido durante los años de la crisis. Nosotros llevamos tres años de inversiones en todos nuestros establecimientos. El año pasado reformamos el salón de eventos de Viñuela, ahora estamos cerrados 25 días haciendo inversión importante en habitaciones, restaurante, cocina… Y cerramos en Cortijo un mes también para ponerlo a punto de cara a la temporada.
¿Y cuáles son los objetivos para 2018?
Las perspectivas son buenas, pero siempre hay que ir con cautela porque esta bonanza ha hecho que haya mayor seguridad en el mercado, pero no nos podemos olvidar de la crisis tan grande que hemos vivido hace pocos años. Nuestro objetivo es seguir profesionalizando a nuestro equipo. ya que uno de nuestros puntos diferenciales es la personalización de la atención al cliente, estudiamos destinos competidores para que según se recuperen otras zonas nosotros continuemos con nuestro trozo de pastel, viendo qué es lo que desea nuestro cliente e intentando ir por delante, realizando las inversiones oportunas.
Nos hemos encontrado con una oportunidad y la estamos aprovechando. En nuestras manos está fidelizarlos, como visitantes constantes y no puntuales.
En hotel el 75% de los clientes es extranjero y un 25% es español. En restaurante tenemos 40% español, 60% extranjero.
¿Tienen planes de expansión?
Nosotros no dejamos de estudiar el mercado y nos llegan muchas propuestas y todas las estudiamos. Pero queremos consolidación, queremos invertir en nuestros hoteles para que sigan funcionando, pero no perdemos la vista a cosas nuevas que nos van llegando.
Desde su punto de vista, ¿qué busca ahora mismo un cliente que se aloja aquí?
A mí me encanta hablar del término ‘provocar deseo’. El cliente ya no se conforma, es un cliente muy informado y quiere vivir experiencias constantemente. Y cuando vas a cualquier sitio quieres que te traten más que bien, que te mimen. En nuestros hoteles, se le recibe al cliente con una carta de bienvenida y cortamos del jardín un ramillete de lavando o romero. Parecen tonterías, pero es decirle al cliente que estamos pensando en él.
Tenemos Viñuela y Cortijo Bravo, que son dos hoteles que explotamos nosotros, y también está Molino del Arco, que está dentro de la marca en Ronda, pero lo comercializamos.
¿Qué tipo de cliente viene a B bou?
Depende, porque dentro de B bou tenemos distintas líneas de negocio. Tenemos restaurante, hotel y eventos. En hotel el 75% es extranjero y un 25% es español. En restaurante tenemos 40% español, 60% extranjero, porque estamos en una zona con mucho residente extranjero. Pero podríamos decir que es un cliente que quiere vivir una experiencia emocional única y diferente, que quiere una forma diferente de viajar, de vivir y de sentir.
¿Se nota el ‘boom’ del turismo interior en Málaga?
Cada vez hay más personas que quieren cosas distintas. Y en la actualidad y tras muchos años de hacer bien los deberes en la Costa del Sol y Málaga tenemos todas las opciones para los clientes. Somos sol y playa, gastronomía, cultura, tradición, interior y naturaleza… Mayor riqueza es difícil de encontrar en un solo lugar. Esto ha ayudado mucho a un cambio de mentalidad en el turismo de interior de Málaga. Recuerdo lo mucho que nos costaba hace 14 años que un touroperador nos pusiera en un catálogo como un hotel de interior. Sudores y lágrimas hasta que conseguí que entendieran que lo que en ese momento se veía como lejano era todo lo contrario, era una joya. La Viñuela está cerca de todo, a sólo 14 minutos de la playa, 40 de Málaga, 1 hora de Granada… O desde Cortijo Bravo se ve el mar, aunamos todas las características para hacer una experiencia única.
¿Esperaban desde el año 1999 que esto se iba a convertir en lo que es?
Nosotros desde el inicio, primero nuestros padres y luego mi hermano y yo, teníamos muy claro cuál era nuestro producto y lo hemos conseguido.
¿A qué aspira ahora B bou?
Aspiro a seguir siendo feliz con lo que hago, a que el equipo comparta esta misma pasión. Que el cliente sea feliz.
¿Cuántas personas conforman el equipo?
Depende de la época del año. Entre 60 y 110.
Como emprendedora y empresaria, ¿qué errores y aciertos ha cometido en su trayectoria empresarial?
Los errores son tantos que no los podría decir, pero son los que me han hecho a llevar a hacer muchas cosas bien. Que te permitan equivocarte es lo mejor que te pueden dar. Este ha sido el mejor regalo de nuestros padres. Cada error me ha hecho crecer.
¿Cuáles son las claves para montar un hotel?
Tener claro el modelo de negocio y, sobre todo, pasión y constancia. Ser leal a ti mismo, tener clara la filosofía de la empresa y también calidad. Pero sobre todo mucha pasión y tener claro lo que haces e ir hasta la muerte con la filosofía de tu negocio. Lo que ha hecho que nuestra empresa haya salido bien de los años de crisis ha sido tener siempre presente nuestra filosofía y no variarla en ningún momento.
Tres hoteles distintos, un mismo concepto de marca
B bou cuenta con tres establecimientos en dos localizaciones diferentes: Hotel La Viñuela en la Axarquía, Hotel Cortijo Bravo (Axarquía) y Hotel Molino del Arco, en Ronda. Todos ellos llevan el sello B bou por lo que apuestan por la calidad y los
detalles. El primogénito, La Viñuela, cuenta con 37 habitaciones, dos piscinas y un spa privado. Cortijo Bravo, tiene 20 habitaciones de decoración andaluza de la Málaga del siglo XIX. Por su parte, Molino del Arco, es un antiguo cortijo-almazara del siglo XVIII ubicado en Ronda con 21 habitaciones rodeadas de olivos y viñedos.